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Pablo Neruda a cuarenta años de su muerte

Publicado por Cristina Lovretic
Pablo Neruda
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Neftalí Reyes, cambió su nombre por Pablo Neruda, antes de los 16 años, en honor al poeta checoslovaco Jan Neruda, quien fue su primera admiración poética. Diplomático, político, Premio Nacional y Premio Nobel de Literatura, es considerado como uno de los grandes poetas chilenos del siglo XX a nivel mundial.

Observemos su carta astral: Nació el 12 de julio de 1904, a las 14:00 horas en Parral, Chile.

Llama la atención el stellium de 6 planetas en Cáncer: Sol, Luna, Venus, Mercurio, Marte y Neptuno. Este es el signo relacionado con los sentimientos, hogar, vínculos familiares, sentido de pertenencia, patria y nutrición. Tres de estos planetas: Luna, Marte y Neptuno se encuentran en la enigmática Casa VIII, de la muerte, crisis, secretos, sexo, recursos de los otros, sombra y transformación.

Carta Astral de Pablo Neruda

Se sabe que su vida afectiva fue tormentosa y que la ausencia, soledad y abandono, fueron la trilogía básica de su gigantesca poesía, hilvanada también con el amor en todas sus facetas: nostalgia, dolor, pasión y angustia. Dedicó delicados y emotivos versos al Sol, la Luna y la Madre Tierra; a ríos y cordilleras, bosques y especialmente a los mares. No se olvidó de expresar en odas, a las frutas y verduras, relacionándolas con la cocina. Cáncer es también un signo ligado al pasado, las raíces y la historia. Es sabido que él era aficionado a coleccionar costosos objetos y recuerdos, que se exhiben en sus casas-museos en Santiago, Isla Negra y Valparaíso. Nostálgico, sentimental y de un amor profundo por todo lo que tenía que ver con el mar, a pesar de no haber aprendido a nadar en su vida.

Es la Luna -dispositora general- relacionada con todo lo anterior, el planeta más importante de su mapa. Le facilitó su naturaleza romántica, emotiva e imaginativa y lo dotó de una gran memoria. Logró absorber instintivamente atmósferas e impresiones de la vida toda.

La conjunción de la Luna con Neptuno contribuyó aún más a la exaltación de su alma sensible. Esta alineación estimuló su fantasía, creatividad e inspiración. Neruda idealizó profundamente a la mujer y todo lo materno y sufrió asimismo, grandes altibajos emocionales que lo movilizaron a desconectarse -en ocasiones- fácilmente del mundo, como una defensa ante penosos recuerdos. El secreto mejor guardado fue su única hija Malva Marina, que nació con una hidrocefalia severa y estaba destinada a morir. Vivió ocho años, pero Neruda la abandonó a los dos y nunca más la vio. Marte allí permite entender cómo sus emociones influyeron en sus acciones en general y al encontrarse en su signo de caída, le significaron conflictos internos. No es de extrañar que fuera un cáncer a la próstata lo que lo condujo a la muerte.

Casa de Neruda en Isla Negra

Cuando Neruda nació, su madre -enferma de tuberculosis- no pudo amamantarlo ni cuidarlo, muriendo cuando él tenía tan sólo dos meses de edad. La madre ausente es símbolo del cangrejo que no descansó en la búsqueda de seguridad emocional durante toda su vida. Incapaz entonces, de construir una base segura en su mundo interno, tampoco pudo edificarla externamente. «Cuando nací mi madre se moría. Madre he llegado tarde para besarte/ para que con tus manos me bendigas», escribía en sus primeros poemas.

La ausencia y carencia afectiva está reflejada también, por Saturno en Casa IV, que delata al padre autoritario. En su obra se destacan momentos de anhelo por la figura materna: «…y en cuanto a mí, no olvides que si despierto y lloro es porque en sueños sólo soy un niño perdido que busca entre las hojas de la noche tus manos, el contacto del trigo que tú me comunicas…», también: «Si alguien me pregunta quién soy yo, le diría no sé: pero si le pregunta a mi poesía, ella les dirá quién soy yo». Se puede entender esa profunda sensibilidad, espíritu viajero, huyendo y disfrazando su soledad, sus relaciones afectivas, buscando ternura y ser arrullado para obtener la tibieza del calor materno. Fue un gran seductor; de amores paralelos y aventuras, con varias mujeres importantes en su vida, reforzado todo esto por la cuadratura de Júpiter a Venus.

Como vemos, todo en su vida está matizado por las características cancerianas: Mercurio, con la mentalidad sensible e intuitiva, dominada por el sentimiento y la receptividad en sus actividades literarias, con una tremenda curiosidad, propia de Casa IX, amante de la lectura, los viajes y otras culturas. Quería conquistar océanos y fronteras y recorrer el mundo con su poesía.

Su Ascendente Sagitario reafirma su idealismo y espíritu de aventura. Venus, con la hospitalidad y sentimientos protectores hacia sus amigos, de los que él hacía gala, el gusto por la buena vida y mesa, organizando tertulias literarias y políticas.

La Sebastiana, en Valparaíso

Para quienes estén interesados en profundizar, vale la pena ver la película » Il Postino», donde aparecen bien ilustrados,algunos de estos rasgos de su personalidad.

Con Leo en el Mc y el Sol en cuadratura a Júpiter, su vida está marcada por la creatividad, auto-expresión y reconocimiento. Como contrapartida, también el engreimiento y la presuntuosidad. Fue tildado de egocéntrico, soberbio, caprichoso y voluble. «Mucho celo y egolatría en su alma de poeta universal, vivió en un mundo de maravillas», afirmó el escritor Enrique Lafourcade.

No se podemos dejar de mencionar la importancia de Urano, planeta guía y el único en el hemisferio oriental de la carta, regente asimismo de la Casa IV y ubicado en la cúspide de la Casa II, de los recursos, que lo llevó a buscar nuevas fronteras, universalizar el tema familiar y adquirir y construir varias casas. Este planeta refuerza lo importante que para él fueron los amigos, los cambios drásticos en su vida, su originalidad y por supuesto, su vida ligada a la política.

Carta natal con tránsitos para el día de su muerte

Al momento de su muerte el 23 de septiembre de 1973, Saturno, regente de Casa IV, del final de la vida, transitaba por la cúspide de la Casa VIII, de la muerte, oponiéndose a Urano natal, regente también de Casa IV.

Plutón en tránsito, por su parte, cuadraba a Marte Neptuno en su Casa VIII.

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